viernes, 5 de octubre de 2007

¿Porqué saludarse?

El ser humano es un animal de costumbres. A través de su historia el hombre ha ido cambiando su conducta a medida que va comprendiéndose a sí mismo y a su entorno.
La forma de verse a sí mismo también ha sido un reflejo de la adquisición de conocimientos. Antiguamente, el hombre clásico contaba con mucho tiempo libre, y eran de un gran status aquellos que se dedicaban a la filosofía, no como ahora en el mundo moderno. Gracias a ese supuesto tiempo libre, los griegos fundaron las bases de la cultura latina, la cual nunca ha perdido consistencia, manifestándose de diferentes formas.
Hemos heredado de los antiguos cosas como la noción de democracia y las ciencias de la política, además del lenguaje.
Los griegos comenzaron a hacerse muchas interrogantes sobre el mundo que los rodeaba, preguntas a las que la religión no era capás de responder y llenar sus expectativas. Sin observación no puede haber aprendizaje. Pero las costumbres que desarrollamos casi inconscientemente vienen desde mucho más atrás. Vienen de cuando el hombre comenzó a vivir en comunidad para sobrevivir.
Ahora el saludo corresponde a un patrón de comportamiento debido para cualquiera que viva en sociedad, casi como un código moral. Tal vez los antiguos griegos tenían otra forma de saludarse, de hecho, el saludo cambia en otras partes del mundo, pero lo importante es que el hombre ha ido adquiriendo conocimiento y ha creado códigos de conducta que ahora llevamos a cabo de una forma innata.
Saludamos porque sentimos aprecio, porque es de buena educación o simplemente porque no recordamos cuando comenzamos a hacerlo pero sabemos que debemos. Es difícil imaginar una conducta diferente a la que adquirimos. Si no existiera el saludo, ¿habría algo en su lugar? El saludo es el primer paso para entablar un laso de comunicación, y tal vez sin ese primer paso, viviríamos todos juntos pero aislados unos de otros. Es posible que el hecho de que exista el lenguaje
haga obligado el saludo.

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