viernes, 17 de agosto de 2007

Corazón abierto II


Piénso en mi madre. Le pido paz. Creo que no me escucha. Creo que la decepcioné. No soy perfecta. Debí serlo, sólo para ella. No lo fui.
A veces busco escucharla, desesperádamente. Mamá, háblame. Quisiera saber tantas cosas. No puedo encontrar respuestas. Háblame. No importa…Sigo teniendo fé en tí. No sé si aun la tenga en mí. Tu princesa tiene fé en tí. Tu princesa está triste. Tu princesa algún día se recuperará. Tu princesa busca respuestas y no las puede encontrar.
Lamento no haberte dicho que te amo cada vez que pude. Lamento no haber tomado tu mano. Lamento lamentarme demasiado tarde. No sé que hice con mi vida. Este dolor es tan mío. Yo lo cultivé y ahora estoy cosechando. Me sumerjo en él. No veo el fondo. Quiero verlo, quiero tocarlo, quiero llegar a tocar el fondo para llegar a ver la luz de nuevo.
Ya no estás aquí. Simplemente no estás. Ya no más. Ahora sólo estoy yo. Sólo yo. No quiero ser sólo yo. ¿Podríamos ser tú y yo? Ojalá pudieras tomar mi mano. Enseñarme a dar mis nuevos primeros pasos. Nazco de nuevo. Me ahogo al salir de tu vientre. Salgo al mundo. Ya no somos tú y yo. Ahora estoy comenzando a ser sólo yo. Aun no veo la luz que hay allá afuera. No sé lo que me espera. Tu princesa tiene miedo. No me sueltes mamá. No lo podría soportar. Veo el mundo y no quiero ir hacia él. Quiero quedarme contigo. Quiero que me protejas en la divinidad de tu ser. Quiero ser divina como tú. Pero la realidad es que es sólo un sueño. Tú ya no estás. Sólo el mundo. Ya no soy la princesa de nadie. No hay nada divino. Sólo la realidad, y la realidad es que estoy sola frente al mundo, tengo miedo y quiero llorar.

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